martes, 9 de diciembre de 2008

El mantenimiento de las torres: apuntes sobre prevención laboral (II). La legionella

La legionella es una bacteria que se desarrolla en bajas concentraciones en la mayoría de circuitos de agua, resultando inocua en estas condiciones. La bacteria es capaz de sobrevivir en un amplio intervalo de condiciones físico-químicas, multiplicándose entre los 20ºC y los 40ºC y destruyéndose en temperaturas superiores a los 60ºC. Con temperaturas inferiores, como es el caso de las que oscilan entre los 10ºC y los 20ºC, la bacteria puede permanecer latente en las aguas. Junto a la temperatura existen otras circunstancias, como el estancamiento de las aguas o la acumulación de materias de corrosión, lodos o amebas, que favorecen la multiplicación de legionella hasta permitirle alcanzar concentraciones perjudiciales para el ser humano. La forma en la que la legionella accede al organismo humano es la vía aérea, a través del sistema respiratorio. Procesos en los que se produce una aerosolización del agua contaminada con la bacteria, forman gotículas que pueden permanecer suspendidas en el aire y ser inhaladas por el ser humano, pudiendo provocar la enfermedad de la legionelosis.

Las torres de enfriamiento y condensadores evaporativos sólo son susceptibles de desarrollar la bacteria “Legionella Phenumophila”, es decir, de aumentar la concentración de la misma en el agua que recircula, si el líquido que recibe de la red está contaminado. En consecuencia, para que se produzca un brote epidémico de Legionelosis asociado a una torre de enfriamiento es necesario que se presente una cadena de sucesos altamente improbable: la existencia de una alta concentración de colonias de la bacteria, que inicialmente entran en la instalación, a través de la red pública de suministro, y condiciones incontroladas que permitan la multiplicación de la misma, es decir, la descarga de una corriente de aire con aerosoles contaminados al ambiente y un número suficiente de micro-gotas de los aerosoles inhalados por personas susceptibles de padecer la enfermedad (inmunodeprimidos). Estas circunstancias muy raramente se producen.

Para prevenir el riesgo de Legionelosis basta con romper esta cadena de sucesos en cualquiera de sus eslabones, algunos de los cuales es sencillo quebrar con sólo establecer un buen diseño y un correcto mantenimiento de las instalaciones de enfriamiento. De este modo, es posible minimizar el arrastre de aerosoles de agua en la descarga del aire de los equipos, reducir las posibilidades de inhalación mediante el adecuado emplazamiento del equipo y/o protección personal y, sobre todo, eliminar las condiciones que favorecen la multiplicación de bacterias. Es decir, la posible entrada de una colonia de Legionella en la instalación de refrigeramiento sólo se volverá perjudicial para el ser humano si prolifera de forma descontrolada, algo que únicamente es posible cuando dicha instalación no se controla y mantiene de forma adecuada, tal y como exige la ley en el Real Decreto 865/2003 de 4 de julio por el que se establecen los criterios higiénico-sanitarios para la prevención de la Legionelosis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola a todos,

Soy un profesional del sector que os agradece enormemente los artículos que venís dedicando atemas como la prevención de la legionella y el mantenimiento de los equipos.

Seguid en esta línea. Un saludo,

Juan