lunes, 8 de septiembre de 2008

La bactería de la legionella y el agua de la red pública

La Legionella no es una bacteria que se desarrolle en las torres de enfriamiento o condensadores evaporativos, sino en las redes de agua de suministro público que llegan a estos equipos, donde, aún así, sería necesaria la existencia de un incorrecto mantenimiento de los mismos para que la bacteria se multiplique, generándose concentraciones suficientes límites como para poder afectar al ser humano.
Es decir, la Legionella nunca se produce en el interior del equipo si previamente éste no ha recibido agua con la bacteria aportada a través de la red de distribución pública. Por este motivo, llegar a la raíz del problema y como consecuencia a la solución del mismo no tiene que implicar la clausura de las torres de refrigeración sino que debe suponer buscar en origen del brote, en primer lugar, comprobando el estado microbiológico del agua de llegada a dichos equipos, es decir, es obligado determinar la concentración de unidades formadoras de colonias por litro en el agua que se suministra las torres implicadas en cualquier brote de Legionellosis, así como a todos los elementos de riesgo de la zona afectada.
Las torres de refrigeración de agua y condensadores evaporativos constituyen una tecnología segura que sólo es susceptible de desarrollar la bacteria “Legionella pneumophila”, es decir, aumentar la concentración de la misma en el agua que recircula, si el agua que recibe de la red está contaminada y el equipo no se controla ni mantiene de forma adecuada tal y como establece la ley.
Se considera que es a partir de 10.000 unidades por litro de agua cuando la concentración de Legionella puede causar brotes de Legionellosis. Como consecuencia, el agua de suministro público que llega, no sólo a los condensadores evaporativos y torres de refrigeración, sino a fuentes públicas y demás puntos de suministro, debe ser vigilada a fin de comprobar que lo hace con concentraciones inferiores a los umbrales considerados infecciosos.
Los motivos que pueden provocar la aparición de la bacteria de la Legionella en la red de agua pública son numerosos: falta de control en la calidad del suministro de agua potable, deficiencias en las conducciones y dejadez en el mantenimiento de las redes públicas.
La bacteria de la Legionella está, en consecuencia, en la red de agua potable, por lo que el hecho de que los organismos públicos, como ha ocurrido con los brotes surgidos en Navarra la pasada primavera, cierren el problema clausurando las torres que ellos consideran “implicadas” en los mismos sin realmente indagar sobre el origen real del brote y en si el mantenimiento de dichos equipos se atenía o no a la normativa, es alarmante. Invitar a los ciudadanos a “hacer vida normal” una vez que se ha procedido a dicha clausura es más que peligroso, en la medida que actividades tan cotidianas como ducharse, regar las plantas o pasear por un parque continúan resultando arriesgadas ya que la Legionella sigue estando en la red de agua potable, no en las torres clausuradas.

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